27 feb 2007

Me siento a contemplarte de nuevo...

Me siento a contemplarte de nuevo
y tu viento del sur
retumba en mis grandes orejas.
Regalo.

Doy.
¿Alguien los quiere?
Los treinta y tantos años
que tu cuerpo y el mío separan.
Pero tu lengua marina,
aún de ti yo distante,
me esclaviza en los sabores salados
que tu recuerdo me evoca.
Y yo,
marinero sin barca.
Y tú,
ya,
mar sin cangrejos.
¿Cómo aún te puedo querer?
¿Cómo tú, aún, desear sumergirme?
Los días se extienden largos,
pletóricas sus tardes,
como si yo fuera
el único espectador de tu cuentahoras.

Pero ya,
la paciencia rota,
he decidido morirme,
matarme,
ahogarme en tus aguas.
Porqué sin ti,
y sin que tú lo sepas,
me mato,
me ahogo,
me muero.


16 de marzo de 1997.

Foto: J. Silva

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